Salvador Flores Llamas
Surgió un quinto aspirante al liderazgo nacional del PAN, José Luis Espinosa Piña, michoacano como Marko Corté, aunque muy diferente de éste, que es candidato del clan de Ricardo Anaya y Damián Zepeda.
Espinosa busca precisamente devolver a su partido la libertad de escoger democráticamente a sus dirigentes, en vez de que lo hagan mafias y clanes.
Marko negocia fusionarse con otro lanzado, Humberto Larios en una planilla, con él como jefe nacional, éste de secretario general, y darían la coordinación de la fracción senatorial al poblano Rafael Moreno Valle, en vez de Damián Zepeda, quien se dijo ajeno a la maniobra, pero es parte de ella.
Con suma facilidad mienten Marko y Damián y pretenden engañar a los panistas, que los tienen bien ubicados como segundones de Anaya, el candidato presidencial que llevó al caos al albiazul y en vez de retirarse, por elemental rubor, desea seguir mangoneándolo a trasmano.
Marko quiso engañar a los panistas diciendo que él nada tenía que ver con Ricardo; pero el expresidente Felipe Calderón le replicó de inmediato y lo acusó de traidor al partido y a la causa del humanismo político y del bien común. Con lo que se desprestigió aún más, aunque a Marko, el zamorano, eso le importe un bledo.
La planilla que buscan integrar él y Larios está viciada de origen, y la participación de Moreno Valle reafirma que sólo van por la dirigencia para servirse en provecho propio, pues el poblano, ni panista es, quiere usar al partido para saciar su ambición presidencial, y no tiene empacho en reforzar su cacicazgo al poner de sucesora a su propia esposa, Martha Erika Aloso, digno émulo del déspota de Nicaragua Daniel Ortega, que tiene de vicepresidenta a su mujer Rosario Murillo, de quien dicen que es la que manda en realidad.
El paradigmático Ernesto Ruffo, el primer gobernador que tuvo el PAN, y en Baja California en noviembre de 1989, lanzó también su candidatura a líder del partido en forma muy deslucida, como suele hacerlo y ha fintado para postularse a candidato presidencial; mas da la impresión que lo hace sin ganas y después se esfuma.
Manuel Gómez Morín Martínez del Río nieto, del fundador del PAN, sí va en serio con el lema “la sangre llama”, a rescatar al partido de sus mayores sin alegar ningún derecho por ello, sino se lanza como simple aspirante, aunque con la herencia de sus antecesores, que empero no lo ha escapado de que hasta hayan querido expulsarlo del partido, avatares que superó desde luego.
José Luis Espinosa Piña va también en serio a “volver a mover las almas”, según una frase de D. Manuel Gómez Morín, y quiere darle un auténtico viraje de timón al PAN, que no quede sólo en cosmético, pues de otro modo no lo rescatará del hoyanco en que Anaya y pandilla lo hundieron
No pareció casual, sino sabotaje, que hasta este lunes Marcelo Torres Cofiño, oscuro diputado del PAN en Sonora, a quien su paisano Damián Zepeda heredó el liderazgo nacional, convocara a una conferencia de prensa –a la misma hora que había anunciado la suya Espinosa Piña– dizque para declarar la apertura de afiliación a su partido y cumplir –hasta ahora– un compromiso que Ricardo Anaya contrajo cuando escaló a la presidencia nacional en agosto de 2015.
Pese a ello, Espinosa contó con selecto número de comunicadores y distinguidos miembros, ex dirigentes y exfuncionarios panistas, que oyeron sus propuestas como pretender “un partido abierto a los mexicanos, que no sea rehén de burocracias parasitarias ni de cúpulas, que se nutra de… y escuche… a quienes fueron excluidos o se fueron decepcionados y busque nuevamente a los mejores mujeres y hombres para bien de México en la propia comunidad”.
“Un partido que vaya al reencuentro de su gente…, hay que atraerlos de nuevo a casa…, que se empeñe en reducir la desigualdad, injusticia, marginación, corrupción….y aporte soluciones y alternativas reales para México, a través de personas de bien, que escuchen a la gente y actúen en congruencia”.
Asistieron: Batiquena García Reyes, prospecto a secretaria general; Martha Cecilia Díaz Gordillo, quien expresó que “si el PAN no es útil a México, no tiene razón de ser”; Esperanza Morelos Borja, exdiputada, exfuncionaria y exmiembro del CEN; la ex legisladora y consejera vitalicia María Elena Álvarez de Vicencio, Marcela Cuén Garibi, Martha García Muller y más ameritadas panistas.
Además, el exdiputado federal, exalcalde potosino y exembajador Mario Leal Campos; Juan Victoria Alva (líder indígena de comunidades de Pueblos Originarios) exdiputado federal; el exlíder nacional juvenil en los años 70, Xavier Boelsterly; Gerardo Cevallos, historiador del PAN, el doctor y maestro en historia Luis Fernando Bernal; Salvador Reding, coordinador del Consejo de Plumas Azules, y numerosos miembros de éste.
@chavafloresll